En esta Guía de Sigüenza (Sierra Norte de Guadalajara) narraremos nuestro viajes por estas maravilosas tierras durante 5 días. ¡Guadalajara se ve bien!
Los que piensen que para conocer lugares interesantes hay que cruzar los Pirineos, o irse a otro continente es que no conocen Guadalajara. En concreto en este post vamos a recorrer la su sierra norte, centrándonos en Sigüenza, una de las ciudades con más encanto y con más atractivo de la zona en muchos sentidos.
Porque en Guadalajara cuanto más viajemos a su interior, más sentiremos la magia de unos pueblos que protegidos por la naturaleza, que conservan su esencia y nos invitan a dejar atrás la negra y alargada sombra de los rascacielos de Madrid, acechantes pero distantes.
PLANIFICACIÓN PREVIA DEL VIAJE
Es cierto que debido a su cercanía no tuvimos que hacer grandes planificaciones de este viaje. La semana anterior estuvimos viendo lugares para alojarnos (quizás un poco tarde) pero al final tuvimos la suerte de encontrar sitio. La oferta sobre todo en verano y puentes importantes es menor que la demanda y conviene reservar lo antes posible.
Nosotros estuvimos un fin de semana completo. Llegamos el viernes por la noche a dormir y el sábado lo aprovechamos para recorrer los pueblos del barranco del Río Dulce y ver Sigüenza por la tarde.
El domingo cogimos el coche y recorrimos la sierra norte de Guadalajara, llegando hasta los pueblos negros. Dejamos intencionadamente el parque natural del Hayedo de la Tejeda negra para otra ocasión, pues ese destino bien merece un otro fin de semana entero como mínimo.
DÓNDE DORMIR
Quizás uno de los primero objetivos para planear un viaje es determinar dónde se va a dormir. Nosotros solemos buscar en las plataformas de reservas de internet y hacer caso a las opiniones en Booking, Top Rural, Tripadvisor, etc.
Nuestra primera intención fue buscar algo dentro de Sigüenza, para poder comer bebiendo a gusto, pero la oferta nos pareció algo cara. Quizás por haber buscado tarde y ser un destino ideal en fines de semana para bodas y escapadas, no encontramos nada a un precio módico.
Leímos muy buenos comentarios sobre La casona de Lucía (entre 67 y 75€ según temporada + 5€ de desayuno), pero al final decidimos buscar algo por los pueblos cercanos.
Al final después de mucho pensar elegimos el Hostal Rural La Cabaña (***) y fue una decisión de los más acertada. Ana la dueña, nos agasajó desde que entramos y todo fue amabilidad y cariño. Tuvimos suerte porque siempre suele estar lleno, pero ese fin de semana anularon las reservas y quedaban habitaciones libres.
El Hotel Restaurante La Cabaña está en a 5 km de Sigüenza casi llegando a Palazuelos. Las habitaciones son preciosas y muy cómodas. Tiene un gran jardín para niños y cuesta 70€ por noche la habitación doble (con desayuno de los buenos), tal vez algo caro para algunos pero de verdad que merece la pena el esfuerzo.
DÓNDE COMER Y BEBER
La suerte de viajar por España es que vayas donde vayas, sea el pueblo más perdido que sea, te espera un plato de comida típico de la zona que te hará saltar las lágrimas.
Siguiendo los consejos de Leo en su posts sobre las Jornadas Medievales de Sigüenza y del que nos empapamos antes del viaje, todo el que visite Sigüenza no debe irse sin conocer:
– Bar Restaurante Sánchez. Está en la calle Humilladero 11 en el cruce con la calle que va a la estación y el paseo de la Alameda. Por desgracia nosotros no pudimos probar las deliciosas empanadillas, porque se habían acabado pero por lo visto son espectaculares.
En cuanto a la bebida típica es el Fino Seguntino, que se prepara con gaseosa, vermut y cerveza y se sirve con un hielo. Es obligado probarlo, está buenísimo aunque como te descuides se sube a la cabeza cual mono trepador.
– Bar Alameda. Tiene una espectacular degustación de tapas, todas increíbles. Nosotros cenamos por 17€ (los dos) unos zarajos deliciosos, migas típicas manchegas, croquetas riquísimas, longaniza y todo regado con bien de fino seguntino. Y paro porque estoy babeando el teclado.
– Restaurante La Cabaña. En el mismo hostal donde dormimos cenamos el primer día también se puede comer y cenar. Nosotros cenamos la primera noche. El revuelto de boletus estuvo espectacular, las migas y la morcilla muy buenas. Nos salió por 40€ los dos, con vino de la casa, quizás un pelín caro compararado con el Alameda, pero razonable.
Para los que vayáis buscando probar el típico cabrito en horno de leña, puede ser una buena opción, pero nosotros como no somos muy de carnaza no lo llegamos a probar.
Ya metidos en ruta por la Sierra norte hay varios sitios según la zona. Nosotros no podemos recomendar ninguno, porque nos faltaron dias para comparar. Pero comimos muy a gusto en Cogolludo en el Restaurante Saboya, un revuelto de setas espectacular y unos segundos por unos 32€ (para 2). El menú del día eran 20€.
A continuación y una vez llenado el buche, vamos a dividir en tres partes lo que nosotros hicimos en el viaje. Primero la Ruta por la hoz del Río Dulce, segundo la visita obligada a Sigüenza y tercero la ruta por los pueblos de la sierra norte. No quiere decir que sea lo mejor pero puede servir de guía para futuros visitantes.
RUTAS POR EL BARRANCO DE RÍO DULCE
Esta zona comprende tres pueblos a lo largo de los cuales discurre el río Dulce: Pelegrina, La Cabrera y Aragosa (de este a oeste). La zona aunque separada en el mapa se considera parte del Parque Natural del Alto Tajo aunque no existen grandes núcleos arbolados como los de Molina de Aragón.
Dentro de este entorno hay al menos tres rutas de interés.
RUTA DEL BARRANCO DEL RÍO DULCE
La ruta entera son unos son unos 14 km (solo ida) y puede hacerse en bici o andando aunque quizás se haga un poco larga para senderistas ocasionales. Si tenemos la posibilidad quizás lo mejor es empezar desde Aragosa para finalizar en Pelegrina que es lo más espectacular y que allí nos vayan a recoger.
ARAGOSA
primero o último pueblo del barranco según se vea. Tiene unas pequeñas cascadas de agua helada, donde uno puede mojarse los pies, incluso algún valiente darse un chapuzón.
LA CABRERA
Pequeño pueblo situado entre Pelegrina y Aragosa. No confundir con la localidad madrileña del mismo nombre. Nosotros decidimos empezar esta ruta allí hasta Pelegrina, pero hacía mucho calor y excepto la parte que discurre cerca del río es una zona muy árida en fechas de verano-otoño. Sinceramente no nos gustó mucho y decidimos ira a Pelegrina y hacer otra ruta desde allí.
PELEGRINA
Su nombre significa “Bella Perspectiva” y sin duda el punto más espectacular del barranco. En lo alto del pueblo se erigen las ruinas de un castillo desde el cual se domina todo el valle. Al igual que en los otros pueblos no es posible entrar con el coche al pueblo, cosa que se agradece, pero existen un parking en la entrada, a partir del cual salen todas las rutas de la zona.
RUTA DE LA HOZ DE PELEGRINA
Desde Pelegrina sale una ruta circular de unos 4 km, de dificultad baja, (aunque existe un desnivel destacable de unos 70 metros, llegando a Pelegrina). Recorre el paraje más abrupto del Parque, descendiendo desde el pueblo hacia el río.
A 1.5 km encontramos la caseta donde Félix Rodríguez de la Fuente guardaba el material de filmación para sus series, para los ciclistas a partir de ahí se hace más complicado continuar.
Al final hay una cascada pero en verano está todo muy seco y es difícil verla. También dicen que en época de lluvias no se puede atravesar el río. En septiembre cuando nosotros lo atravesamos estaba totalmente seco.
RUTA DE DON QUIJOTE
Parte de la anterior ruta circular coincide con una más famosa la llamada Ruta de Don Quijote una extensa travesía que recorre casi todo Castilla La Mancha. En esta zona que es casi el último tramo iría desde Torresaviñán pasando por Sigüenza hasta Atienza. podreís encontrar mucha información en internet ya que la junta ha hecho mucho por fomentar este tipo de turismo.
No es por tener familia machega pero es que Castilla La Mancha es una comunidad única para el que para el que le guste comer bien y ver cosas interesantes. A veces tenemos cerca tesoros alucinantes y nos empeñamos en buscarlos a miles de kilómetros.
VISITANDO SIGÜENZA
Sigüenza está situada en la provincia de Guadalajara, en el alto valle del río Henares. Etimológicamente su nombre significa “la que domina el valle” y cumplió una gran función defensiva durante la Edad Media. Sin embargo, se cree que su primitivo emplazamiento estuvo en la otra orilla del río, sobre el cerro del Mirón, donde se han encontrado restos de asentamientos humanos de la Edad del Hierro.
En la época romana la ciudad fue un importante centro de comunicaciones, ya que se encontraba sobre la calzada del Henares. En tiempos de los visigodos su crecimiento continuó alrededor del núcleo central fundado por los romanos. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania.
Durante la dominación musulmana el castillo, antigua torre de vigilancia, se convertiría en medina y la Sigüenza baja conservó sus iglesias, donde a los cristianos se les permitía practicar su religión y sus costumbres.
Durante la Edad Media, la historia de esta ciudad, que conserva su trazado medieval, ha estado influenciada durante seis siglos por su obispado, dejando la impronta religiosa tanto en su desarrollo cultural, económico como artístico.
Y después de esta chapa de historia copiada de Wikipedia pero que resulta útil para entender un poco la entidad de la ciudad vamos a los puntos más importantes que el visitante no se debe perder.
PARADOR CASTILLO DE SIGÜENZA
Los paradores buscan parajes únicos y sin duda el de Sigúenza es buena muestra de ello. Instalado en una alcazaba árabe, edificada sobre un asentamiento romano, este imponente castillo se empezó a construir en el año 1.123 y fue residencia de obispos, cardenales y reyes. Es el enclave apropiado para disfrutar de una villa histórica, cercana a bellísimos espacios naturales.
Nuestra visita coincidió con una boda, algo por lo visto bastante común. Los de la zona nos dicen que las habitaciones necesitan una reforma y que comer se come mejor en el pueblo, ya se sabe, lo típico de estos casos.
ARCO DEL PORTAL MAYOR
Bajando del parador nos encontramos con uno d elos arcos más representativos de la ciudad, y sin duda uno de los más fotografiados. Es fácil comprender como los accesos a la ciudad estaban tan protegidos.
CATEDRAL DE SANTA MARÍA LA MAYOR
Subiendo una de sus empinadas calles desde el centro de la ciudad se sitúa la catedral, muy bonita por fuera y muy bien conservada, aunque la verdad es que por dentro no entramos.
PLAZA MAYOR
Justo en frente de la catedral está la plaza mayor donde sobre todo durante las jornadas medievales se centra todo el espectáculo. Como ya comentamos al principio la ciudad cambia por completo ne estas jornadas.
PARQUE DE LA ALAMEDA
Lejos de tener un interés cultural, este parque que se sitúa en la orilla del río tiene un encanto para pasear después de loz buenos pinchos del Alameda. Nosotros después de cenar nos dimos una vuelta y estaba muy animado, de hecho había un grupo tocando versiones de los 60, la Creedance, Beatles, etc. Lugar ideal para rematar la cena con un buen helado.
RUTA POR LA SIERRA NORTE
Al día siguiente se levantó el día y vino el otoño. Así que decidimos comenzar una ruta tranquila en coche por los pueblos de la sierra, teníamos todo el día y muchas cosas por ver.
Como dijimos antes dejamos intencionadamente el Parque Natural del hayedo de la Tejeda Negra para otra escapada. A continuación comentaremos los pueblos más destacados de la ruta. puede haber más pero es lo que nosostros hicimos.
SALINAS DE IMÓN
Se trata de unas salinas abandonadas en las que el agua era extraida del subsuelo por una noria octogonal que suministraba de agua los estanques. Posteriormente en los recocederos se calentaba, y de allí se suministraba al conjunto de piscinas donde se depositaba la sal.
El funcionamiento de las salinas era desde mayo hasta octubre, aunque dependiendo de la climatología, en el resto de meses y con menor intensidad también se hacía sal.
ATIENZA
En atienza nos esperaba un castillo impresionante, que actualmente está en ruinas. La cuidad no es apta para flojos de piernas, aunque con el coche es posible cincundar la montaña y acercarse bastante al castillo.
Como nota importante hay una panadería por si se quiere degustar los bollos típicos de la región y esto incluye comprar el típico regalo dulce para las abuelas o sobrinos.
UMBRALEJO
Pasando Condemios de arriba y de abajo y Galve de Sorbe llegamos a Umbralejos, un pueblo en prena construcción donde se ha respetado la arquitectura tradicional. Para llegar al pueblo hay que aparcar en un parking e ir andando unos metros por una pista. El pueblo tiene horario de visitas, mejor consultar primero.
Una vez dentro es como viajar al pasado, una pasada, donde a uno le entran ganas de irse a vivir y ayudar a reconstruirlo.
TAMAJÓN – COGOLLUDO
una vez llegamos a Tamajón con poca gasolina y mucha hambre, decidimos preguntar por una sitio para comer y por la gasolinera más cercana. Nosotros como somos jóvenes y alocados cometimos el error de iniciar la ruta con el depósito a medias y de no comprar algo en la panadería de Atienza, así que llegamos a Tamajón en reserva de gasolina y de estómago.
Allí nos indicaron que la única gasolinera de la zona estaba en Espinosa de Henares y en Cogolludo en restaurante más cercano, así que allí fuimos. (lo hemos contado en la parte de “Dónde comer”).
LAGUNAS DE PUEBLA DE BELEÑA
Y ya para finalizar la ruta y antes de volver a casa, quisimos parar en unas lagunas donde en teoría era posible ver aves. Lo malo es que en la época en la que fuimos no había ni agua ni aves. Luego nos informamos que estas lagunas hay que visitarlas de marzo a abril. Al menos lo intentamos.
CONCLUSIÓN
Guadalajara y en concreto Sigüenza conserva tal vez por sus fortificaciones el encanto de una ciudad que hace tiempo era referencia en el reino de Castilla. Recorrer sus calles te hace tomar perspectiva de los que somos, un simple trozo de tiempo que comparado con siglos y siglos de historia no es nada.
Y ya si nos comparamos con las rocas, los pinos y las hoces de la sierra norte, nos damos cuenta de lo pequeños que somos, una simple fracción de segundos para ellos. Y eso nos hace admirar aun más lo que tenemos en frente.
La velocidad de nuestras vidas se para como la de un niño en su bicicleta y cuando nos queremos dar cuenta, por muy rápido que queramos ir, por mucho que queramos avanzar, veremos como las rocas, los árboles y las piedras de las catedrales siguen estando ahí, mientras que nosotros ya nos hemos ido.
Ojalá que fines de semana como estén se nos queden grabados en el recuerdo como los recuerdos infantiles que aunque casi fugaces nos acompañana toda la vida. Al menos si no lo conseguimos siempre podremos volver, las rocas impasibles de Sigüenza y los páramos de su sierra nos recibirán con los brazos abiertos.